Ir al contenido principal

LOS FENICIOS EN LA UNIÓN EUROPEA

 Artículo  publicado en EL PAÍS el 13 de abril de 2022 

La execrable invasión de Ucrania ha puesto de relieve, entre otras muchas cosas, algunas carencias de la Unión Europea, empezando por una eficaz política de defensa común.  Pero también ha resaltado la importancia de las relaciones económicas, que en este momento de crisis se pueden usar como una eficaz arma de guerra. Y esto nos lleva a hablar de una actividad históricamente menospreciada, el comercio. Así, si uno tiene la oportunidad de visitar el excelente museo arqueológico de Medina Sidonia, se podrá hacer una idea aproximada de cómo era la vida en la civilizada ciudad romana de Assido-Caesarina, con sólidas casas, espléndidas calzadas, eficaces cloacas y hasta juegos para niños en sus aceras. También hay algunas referencias al posible origen fenicio de la ciudad, que se habría llamado Sidón. En especial, destaca un texto del erudito local Francisco Martínez Delgado que a finales del siglo XVIII explicó las malévolas artes que los fenicios empleaban con los indígenas: “La santidad ponderada del sitio, el vestido de sus sacerdotes, la majestad de las ceremonias, y el aparato todo del templo, embelesarían su atención, conquistarían su respeto, excitarían su devoción, y á cambio de hacerse virtuosos se dejarían dominar como siervos”. Así que el visitante sale del museo con la impresión de que los romanos nos trajeron la civilización, mientras que los fenicios lo único que hicieron fue explotarnos astutamente.

 

           Esa visión positiva de los romanos y negativa de los fenicios es la visión tradicional española desde que Plutarco los definiera como “un pueblo descortés y lleno de rencor, sumiso a los dominadores, tiránico con los que domina, feroz cuando es provocado, firme en sus propósitos y tan estricto como contrario a todo humor y gentileza”.  Seguramente hay varias razones para ello, incluyendo cierto antisemitismo difuso, pero me parece que la principal es la baja consideración que los romanos tenían del comercio y los comerciantes, prejuicio que en buena medida pasó a nuestra cultura cristiana, con la historia de Jesús expulsando a los mercaderes del Templo contada miles de veces. Otras muchas situaciones en la Historia y en la Literatura dan buena prueba de nuestro repudio al comercio, comenzando por el fuerte sentido peyorativo del adjetivo fenicio en castellano, que de alguna forma heredaron los comerciantes genoveses y venecianos en la Edad Moderna y los catalanes, en la Contemporánea. Nuestros héroes tradicionales son conquistadores, desde Alejandro Magno hasta Napoleón, pasando por el Cid y Hernán Cortés. Si recordamos a Marco Polo, es más por las historias que nos cuenta de China y el Gran Khan en El libro del millón que porque éste fuera un verdadero manual de comercio internacional, básico para el restablecimiento de la Ruta de la seda, una vía de relación pacífica entre las grandes civilizaciones euroasiáticas. Antonio Escohotado, del que ya añoramos su marcha, ha recogido todos estos precedentes en su trilogía Los enemigos del comercio.

 

           Aunque no tienen la épica de la Ilíada, ni la de los caballeros andantes, no cabe duda de que el comercio es un elemento de civilización moralmente muy superior a la conquista y colonización porque respeta al pueblo menos desarrollado y porque se basa en la libertad: solo comercian aquellos que quieren hacerlo. Es más, las dos partes salen beneficiadas de ese intercambio, en contra de un tópico muy arraigado, tanto que -como San Mateo- todavía hay quien cree que las tiendas son “cuevas de ladrones”.  Fenicia, Venecia, Génova, Ragusa, la Liga Hanseática, Holanda, talasocracias más basadas en el comercio que en el ejército, son sin duda modelos moralmente superiores a los imperios militares. Sin embargo, los mercaderes no han perdido su mala prensa en el mundo moderno, como demuestra lo habitual que es achacar a la “Europa de los mercaderes” aquellas decisiones de la Unión que no se comparten. La versión más elegante y refinada de esa animadversión al comercio es la apócrifa atribución a Jean Monnet de la frase “si tuviera que comenzar de nuevo la construcción de Europa lo haría por la cultura” (una vez demostrada su falsedad, los recalcitrantes añaden: pero podría haberla dicho).

 

           Sin embargo, el gran éxito de la Unión Europea ha consistido, precisamente, en crear un mercado común y sobre él ir desarrollando políticas comunes y solidaridades de hecho. En estos difíciles tiempos, los europeístas estamos expectantes por la posibilidad de que se ponga en marcha el embrión de un ejército europeo y nos acerquemos aún más a los Estados Unidos de Europa que desde Víctor Hugo llevan imaginando algunos visionarios. Pero en ese gran objetivo no debemos olvidar los pequeños pasos comerciales, que terminan cristalizando en grandes éxitos sociales. Por eso, espero con la misma ilusión que en 2022 por fin termine el proceso de ratificación del Acuerdo de Libre Comercio UE- Mercosur firmado en junio de 2019 (tras más de dos décadas de negociación), pero que parece tan perdido como el templo de Heracles Melqart en Cádiz.  Ojalá que se confirme el hallazgo de este templo en la bahía gaditana y el dios fenicio de la navegación y el comercio ayude a ratificar el acuerdo que tan beneficioso puede ser para Sudamérica y Europa.

Comentarios

Entradas más leídas

LA INQUINA DE UN JUEZ

Artículo publicado en el Diario de Cádiz y los otros ocho periódicos del Grupo Joly, domingo, 7 de septiembre de 2008. VERSIÓN COMPLETA, la abreviada puede consultarse en: Granada Hoy El gran Jeremías Bentham teorizó en el siglo XIX sobre las dos perspectivas que puede adoptar el jurista en relación con la ley, la del expositor que cuenta lo que la ley dice y la del censor que señala sus fallos y propone su reforma. Desde que aprendemos en primero de carrera esta elemental diferencia, casi todos los juristas en activo adoptamos siempre que podemos la muy elegante segunda perspectiva, criticando con pasión los muchos y muy deficientes errores de nuestras leyes. Así, el Código Penal “de la democracia” ha sido tan vapuleado por la doctrina que he tenido ocasión de asistir a una brillante conferencia de uno de sus propios padres intelectuales cuyo tema central no era otro que... criticar el nuevo Código. Por eso, no es extraño que desde su aprobación en 1995 el Código Penal lleve ya v

FARMACIAS INTOCABLES

Artículo publicado en EL OBSERVATORIO de los nueve periódicos del Grupo Joly el domingo 5 de abril de 2009. Por fin llega una semana con buenas noticias económicas: el G-20 ha logrado un acuerdo espectacular para luchar contra la recesión mundial con 745.000 millones de euros; el Gobierno español interviene la Caja de Castilla la Mancha y, con un simple aval de 9.000 millones de euros, su millón de impositores podrán estar tranquilos pues saben que tocan a 9.000 euros por cabeza; el paro únicamente ha crecido en 123.543 personas, el menor incremento en los últimos seis meses, según el Ministerio de Trabajo, que no es cosa de hacer la comparación de forma anual y concluir justo lo contrario. Por todo ello, no es extraño que haya pasado casi inadvertido el proyecto de ley sobre el libre acceso a actividades de servicios y su ejercicio. Este audaz proyecto del Gobierno, en cumplimiento de la Directiva de servicios de la Unión Europea, supone la modificación de 46 leyes estatales y se

UN ESFUERZO DE LEALTAD CONSTITUCIONAL

 Artículo publicado en  EL ESPAÑOL    el 19 de diciembre de 2022                                           Si algún periodista me hubiera preguntado la semana pasada que imaginara el motivo de una bronca en el Congreso en el que hubiera acusaciones cruzadas de golpe de Estado y ataques a la democracia, le hubiera contestado recordando debates de las Cortes republicanas en las que se discutían cuestiones esenciales para la sociedad española: la reforma agraria, las relaciones con la Iglesia, la subordinación del Ejército al poder civil, etc. Nunca hubiera sido capaz de imaginar una bronca como la del jueves -con la coda de las declaraciones del Presidente del Gobierno- motivada por la admisión de dos enmiendas que, si se hubieran tramitado de una forma un poco menos heterodoxa (mediante una nueva proposición de ley), podrían acabar en el BOE menos de dos meses después.             El ruido político apenas deja ver el problema jurídico, que es relativamente fácil de resolver: los grupos