Artículo publicado en LA VOZ DE GALICIA el 22 de diciembre
Otro indicio de la importancia del momento histórico es la gran cantidad de artículos que los especialistas de Derecho Público están publicando. Muchos de ellos califican con dureza una decisión sin precedentes como es el Auto del Tribunal Constitucional de 19 de diciembre de 2022 que suspende cautelarmente “la tramitación parlamentaria de los preceptos que modifican la LOPJ y la LOTC, introducidos en la Proposición de Ley Orgánica de transposición de directivas europeas y otras disposiciones para la adaptación de la legislación penal, que derivan de las enmiendas núms. 61 y 62". Si tantos políticos y tantos juristas consideran que se trata de una importantísima decisión del Constitucional seguramente llevarán razón. Y a partir de ahora habrá que decir que el Constitucional se ha convertido en una tercera cámara, o en una institución que se inmiscuye en la autonomía parlamentaria y cercena el debate democrático. Pero yo no soy capaz de ver esas consecuencias, quizás me pase como a Fabrizio, el protagonista de La Cartuja de Parma que participó en la decisiva batalla de Waterloo y dudó de si era una “verdadera batalla” o no.
A
mi juicio, lo que ha sucedido solo será una nota a pie de página de cualquier
manual de Derecho Constitucional, que se puede contar de forma muy positiva para
la inacabable lucha por el Estado de Derecho: El Gobierno usa una triquiñuela
procesal para reformar las LOTC y LOPJ con el fin de facilitar la renovación del
Tribunal Constitucional, que se haya paralizada por el inconstitucional bloqueo
a la renovación del Consejo General del Poder Judicial que está realizando
desde hace cuatro años el PP. Sabemos que esa triquiñuela de presentar
enmiendas de adición al Código Penal para cambiar otras leyes es
inconstitucional porque -con los papeles invertidos- ya lo intentó el Gobierno
Aznar en 2003 y lo recurrió el PSOE (STC 119/2011, de 5 de julio). Así que lo
único nuevo de la resolución del Tribunal Constitucional es la adopción de una
inusual suspensión de la tramitación. A mi juicio, completamente necesaria si se
quería que el recurso de amparo tuviera una mínima eficacia y muy bien motivada
debido a la verosimilitud de la infracción alegada. Por eso, se trata de un
pequeño avance en el control de la arbitrariedad del poder político. Hoy ha
perjudicado levemente al PSOE (que se apresta a tramitar sus enmiendas por una
vía menos heterodoxa), pero mañana podrá usarse contra cualquiera, incluido el
PP. Tiempo al tiempo.
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